miércoles, 2 de julio de 2008

Cruce de brazos


Todos sabemos que cuando nuestra pareja (o el suplente temporal que corresponda) quiere empezar una conversación con los brazos cruzados no está de muy buenas pulgas. Hasta aquí bien. Pero resulta que dependiendo de la postura que adopten sus brazos y sus manos, podremos saber si el enfado que se nos viene encima es una simple tormenta de verano o se está acercando el diluvio universal.
Unos detalles que, sin duda, nos pueden colocar en una mejor situación para aguantar el chaparrón. O lo que quiera caer.
Lo más importante: no cruzarlos tú. Nunca se sabe quien ha acabado leyendo esto.

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