viernes, 27 de febrero de 2009

La mentira

Todos, en mayor o menor grado, por acción o por omisión, mentimos. Lo hacemos en la medida que no decimos lo que pensamos o que decimos lo que no pensamos o no sabemos, o incluso lo que sabemos incierto. Es un proceso evolutivo lógico que, en el mejor de los casos, aparece cuando nos damos cuenta de que la sinceridad no siempre es posible ni conveniente.
Por eso, desde siempre, las diferentes culturas han intentado establecer mecanismos para conocer si alguien está mintiendo o diciendo la verdad. Un tema en el que, por cierto, no se ha avanzado mucho ya que los últimos ingenios científicos, el del criminólogo italiano Cesar Lombroso en 1895 basándose en el aumento del pulso y la presión sanguínea, y el del norteamericano A. Larson, en 1921 creador del polígrafo que combinaba presión sanguínea, pulso y ritmo respiratorio, apenas tienen credibilidad.
Al contrario del método que aún usan los beduinos de Arabia que, cuando quieren saber si alguien ha mentido, le hacen chupar una barra de hierro ardiendo; si la lengua aparece quemada, queda demostrado que el acusado no dice la verdad.
Sí, eso mismo, todos acaban con la lengua chamuscada, pero basta con volver a releer la primera frase de esta entrada para comprobar que el método tiene un 100% de aciertos.
Frase: "Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería" (Otto von Bismark, 1815-1898; político alemán) .

domingo, 22 de febrero de 2009

Buzones

Ritual casi diario de obligado cumplimiento al llegar al portal: abrir el buzón. No es como el de la foto -ni tan siquiera se le parece-, pero tiene la misma utilidad que todos los buzones (incluido el de la foto): meter cosas. Su contenido de ayer apenas resultó diferente al de cualquier otro día:
-Una revista gratuita de 60 páginas a todo color y papel satinado que, a pesar de lucir en la portada el lema "toda la información de tu barrio", no es más que una sucesión de anuncios de colonias y relojes y, ya al final, una carta de un presunto vecino quejándose de lo mal que se aparca en su calle.
-Propaganda de un festival de jazz al que no pienso asistir.
-Folletos de unos grandes almacenes recordando que es tiempo de regalos y que allí puedes encontrarlos todos.
-Folletos de unos grandes almacenes recordando que dejes algo de dinero para ir a las impresionantes rebajas que están preparando justo después de las impresionantes ofertas. Sí, esas mismas ofertas de navidad en las que te lo tienes que gastar todo, que para eso es tiempo de regalos.
-Folletos de unos grandes almacenes recordando que en la semana fantástica que están preparando para después de las rebajas habrá miles de artículos a precios imbatibles que no deberías perderte.
-Tres periódicos gratuitos cuyas noticias nadie lee pero que proporcionaran un material imprescindible para limpiar los cristales.
-Un díptico de una clínica dental.
-Un cartel anunciando que los señores del departamento de recogida de muebles viejos del ayuntamiento pasarán el jueves entre las diez y las doce para retirar -a todos los vecinos que lo deseen- todo lo que a los vecinos ya no les sirva.
-Una invitación a un seminario sobre astrología hermética impartido por un eminente y reconocido terapeuta transpersonal gestático, especialista en feng-shui.
-Un tríptico de la junta de distrito explicando lo bonito que están dejando los jardines del barrio.
-Propaganda de una cadena de electrodomésticos en la que un señor empeñado en decir que no es tonto (a pesar de parecerlo) poco menos que te da dinero si le compras un teléfono último modelo de los que saben hasta freír un huevo.
-Una carta del ayuntamiento invitándome a unas jornadas de puertas abiertas en un museo al aire libre.
-Una carta de un centro de belleza anunciando su gran oferta tres por dos por el inicio de sus tratamientos de chocolaterapia.
-Propaganda del gimnasio de la esquina recordando los cuatro kilos que vas a coger y cómo ellos, por un módico precio, te torturaran hasta quitarte unos cuantos gramos de esos cuatro kilos que has cogido estas navidades. Ya que, por si no lo sabías, estas navidades vas a coger cuatro kilos.
-Tres hojas fotocopiadas: dos de muchachas rumanas que se ofrecen para limpiar por horas, y otro de alguien con nacionalidad indeterminada que pinta barniza, pule y abrillanta cualquier superficie sin dejar polvo. Seriedad y resultado garantizado.
-Un folleto de una agencia de viajes anunciando un descuento del siete por ciento si reservas ahora tus vacaciones de verano, y otro !del cinco! si, ya de paso, reservas todas las siguientes de aquí al dos mil quince.
-Un anuncio de un restaurante que se complace en anunciar la puesta a disposición de su distinguida clientela de su nueva carta con platos de temporada junto con un menú degustación -al módico precio de 90 euros- y la especialidad de la casa: "Tartar de lentejas con espuma de plátano y fresas al aroma de jengibre y coulis de chocolate".
-Una colilla de cigarrillo rubio.
-Dos dípticos de una cadena de pizzerías regalando -con cada pedido superior a 60 euros- una auténtica telaraña de spiderman (oferta valida hasta final de existencias, solamente en local o recoger)
-Cinco cartas del mismo banco. En la primera detallando que te han ingresado la nómina; en la segunda avisándote que ya te la has gastado, y en las tres restantes anunciándote la tentadora oferta con la que podrás conseguir estupendas baterías de cocina al ingresar 100.000 euros (o más) a plazo fijo durante ¡solamente! quince años. ¿Te vas a quedar sin tu batería? Aprovecha esta excepcional oferta.
Resulta que cuando el correo es electrónico todos nos liamos a poner filtros como posesos, pero cuando se trata de los buzones tradicionales (que sí, que el día que pueda me pongo uno como el de la foto) a nadie se le ocurre protestar porque se lo llenen a diario con las cosas más inútiles. Y bien inútiles.
Al fin y al cabo, de todo lo que recogí ayer sólo me resulta aprovechable la comunicación del ayuntamiento anunciando la hora a la que el próximo domingo pasarán a recoger los trastos viejos. Más que nada para no salir durante ese rato. Hay demasiadas posibilidades de que me confundan con uno de ellos y termine en el camión.

viernes, 13 de febrero de 2009

El pedo

La señora, más pintada que una puerta, que veinte años atrás podía haber sido una Barbie pero que ahora era la mala copia de una Chochona de feria, sujetaba la puerta del ascensor. Nos dio tiempo a entrar a mi y a una parejita joven que venía detrás. Después de que cada uno recitáramos el piso al que íbamos, la chica joven empezó una conversación con la señora más pintada que una puerta. Mientras hablaba con ella, la chica joven expelió un silencioso pedo cuyo apestoso olor fue extendiéndose irremediablemente por aquel reducido espacio. La chica joven seguía hablando como si tal cosa mientras el chico que iba con ella daba claras muestras de nerviosismo. El muchacho era inocente de todo, pero ni su olfato ni su mente estaban ajenos al proceso que allí se fraguaba.; pensaba “todos van a creer que he sido yo”. Su mirada, angustiada por la magnitud del cuesco, le hacía ser el principal sospechoso. Mientras la chica seguía hablando, el olor fue extendiéndose a la misma velocidad que el rubor en la cara del muchacho. La señora más pintada que una puerta no pudo aguantar más y después de lanzar miradas asesinas al chico, se bajó refunfuñando un piso antes. La chica joven empezó a protestar: “Si no te hubieras puesto colorado, no se habría dado cuenta".
Hoy, salvo que estés bajo la sábana de la cama tu solo, todo el mundo lo ve raro, pero hubo épocas en las que tirarse pedos no era tan obvio no hacerlo. Hasta un emperador, Claudio, el listo con pinta de tonto, tuvo que promulgar un edicto, el “Flatum crepitumque ventris in convivio mettendis” para organizar todo aquello un poco y normalizar, por ejemplo, cómo se debían expeler las ventosidades durante las comidas.
Y es que el pedo es poca cosa. Y su mal olor menos. Uno, de los corrientes, está compuesto por un 59 por ciento de nitrógeno, un 21 por ciento de hidrógeno, un 9 por ciento de dióxido de carbono, un 7 por ciento de metano y un 4 por ciento de oxigeno. Nada fuera de lo normal. Además, sólo el uno por ciento de su composición –el sulfuro de hidrógeno- causa el mal olor. Un mal olor que, por cierto, ya hay calzoncillos, los "Under Ease", que gracias a llevar incorporado un filtro de carbón activado reemplazable en sus capas superpuestas (el mismo método que usan las jarras de filtrado de agua) lo eliminan completamente antes de que se pueda extender más de lo necesario.
Los pedos se expelen a una velocidad de tres metros por segundo ; cada persona, todas las personas -incluida la Chochona pintarrajeada como una puerta-, produce aproximadamente medio litro de pedos al día a una temperatura de 37 grados centígrados. Y tan inflamables como los de los demás... que de eso ya se encargan el hidrógeno y el metano.
De todo este ahora delicado tema, que daría para el infinito y más allá, conviene quedarse con un consejo, tan viejo como útil: disimular siempre. Nada mejor que una buena tos a tiempo.
Frase: “No hay nada más peligroso que una persona aburrida” (Raquel Hernández, 45 años, cajera).

domingo, 8 de febrero de 2009

Lenguaje no verbal

Anda que no son nadie, ellas...

Nosotros somos más simples y transparentes... cuestión de sexos...

jueves, 5 de febrero de 2009

Compresas y Tampones

En 1914, el doctor Ernst Mahler observó que sus enfermeras usaban el algodón de la clínica para detener su flujo menstrual. Malher les propuso combinarlo con celulosa absorbente... No tenían "alas", no eran precisamente finas ni seguras, pero acababa de nacer la primera compresa hecha de celulosa de algodón y gasa...
Un invento que cambió, y mucho, la vida de las mujeres... y del planeta.. Según "ecologistas en acción" cada española utiliza una media de 12.000 compresas y tampones a lo largo de su vida y sólo el año pasado se encontraron una media de 14 compresas y cuatro aplicadores por cada kilómetro de costa en España.
Es comprensible. Una compresa usada está compuesta de varios materiales (incluidos los orgánicos propios de su función) y es lógico que uno no sepa en cual de los cubitos de colores encajaría mejor.
Por eso me estaba yo preguntando ¿Para cuándo un cubo destinado únicamente a reciclar compresas y tampones usados?... De color rojo, por ejemplo.

domingo, 1 de febrero de 2009

Cumpliendo años

Las gomas de borrar, aquellas "Milano" que parecían gominolas y olían a nata y fresa...

Las pinturas "Alpino" todas colocaditas por colores, con la caja adornada por aquellas cumbres tan blancas y nevadas que acababan pintadas de azul por el bic que nunca se acababa...

El "babi" de cuadros, lleno de rayas azules y pequeñitas, que con el nombre bordado a mano y en rojo en el bolsillo, acababa sucio antes de estar puesto.

El jersey de ochos, a juego con el pantalón corto de tergal y los zapatos "Gorila", aquellos que se le habían quedado pequeños a tu hermano mayor, pero que tenían que durar todo ese invierno y parte del siguiente..

Los bocadillos de onzas de chocolate embelesado con "Barrio Sésamo", "Un globo, dos globos tres globos", "La cometa blanca", "Los mundos de Yupi", "Espinete", "Los Chiripitifláuticos" o "La Bola de Cristal"..

Parece que fue ayer, pero ayer mismo, y sin embargo ya hace un "güevo" de años.. hoy, precisamente hoy, uno más; Lo dice mi D.N.I.: es mi cumpleaños.

Según yo sigo en la edad gansa, y ni ganas de dejarla, pero me temo que la realidad, como casi siempre, tiene poco que ver con el deseo.. y hoy, precisamente hoy, soy, al menos oficialmente, un año mayor. Lo que é.. é.

!Anda y que no me he puesto nostálgico! Como se nota que caen un montón. Pasad y tomaros algo