sábado, 29 de diciembre de 2012

Los Celtas..., gran pueblo


 
Siempre está bien aprender de nuestros antepasados, especialmente cuando sus costumbres, además de sanas, pueden ayudarnos a salir del antro de perversión e inmoralidad en el que estamos sumidos.

De los celtas, por ejemplo, un pueblo antepasado de (casi) todos nosotros y que, en sus leyes, disfrutaba de distintos tipos de matrimonio establecidos de acuerdo con la clase social y la situación económica de los contrayentes (y no como ahora, que está tan casado un funcionario autonómico como una cajera del carrefour). Si la mujer –por lo general buenorra ella (aunque para gustos colores)- no aportaba al himeneo ninguna dote, aparte de sus encantos naturales, el matrimonio se celebraba por un año, de mayo a mayo (no fuera que los encantos naturales no dieran más de sí), pudiendo el marido –por lo general de posibles-, una vez transcurrido dicho plazo, tomar otra esposa, llamada temporera, menos agraciada que la primera pero de condición más elevada, es decir, con una dote más sustanciosa, y que tenía derecho a disfrutar del marido a cambio de compartir la susodicha dote con él; mientras, la primera esposa era despedida con un suculento finiquito para, usando la pequeña fortuna obtenida, reciclarse como nueva temporera. Y sí, para los más susceptibles, cuando la riqueza la aportaba la mujer, era el marido pobre quien asumía la condición de temporero.

Todo un ejemplo en la redistribución de la riqueza… aunque –y nunca llueve a gusto de todos- algunos íbamos a sentirnos discriminados. Claro que ¿cuándo hemos importado los feos ¡y encima! pobres? Pues eso.
 

Frase:Relaciones a distancia, felices los cuatro” (Proverbio colombiano)

viernes, 21 de diciembre de 2012

La Navidad


La Navidad se empieza a notar cuando a los más adelantados, los de la rama del comercio, grandes superficies y supermercados varios (mayormente), les entra, a finales de octubre, principios de noviembre un ataque de amor al prójimo y de pronto llena los escaparates de bombillas, adorna los jamones con guirnaldas, pone escarcha plateada sobre cualquier cosa y te atiborra el buzón de panfletos con angelitos y paisajes nevados deseando que seas feliz con sus maravillosas, increíbles e insuperables ofertas.

Cuando un comerciante desea tan ardientemente tu felicidad ya puede uno echarse a temblar. Pasa lo mismo como si un cura quiere salvar tu alma o un señor con discurso se propone salvar el país. Hay que poner tierra por medio, aunque con esto de la globalización vayas donde vayas te desearán feliznavidad para que les compres algo. Y esto es solo el principio.

jueves, 13 de diciembre de 2012

La vida es así...


La vida, a pesar de todo, tiene sus inconvenientes. No todo es alentador, no siempre se tienen ganas de enfrentarse a ella. Resulta que la vida está llena de limitaciones, que a veces es triste, a veces lamentable, en ocasiones insípidas, y lo peor es que no hay a quien echarle la culpa. Por eso, que las cosas cotidianas vayan mal es un gran consuelo. Porque entonces se tropieza con cada una, se rabia un poco -o un mucho- y se piensa que, si no fuera por eso, porque todo va mal, todo sería una maravilla. Si nos vamos a duchar y no llega el agua caliente, o las tuberías no tragan, o no nos gusta el destino de nuestros impuestos, o el atasco no avanza, el jefe es un borde y el sueldo no nos permite llegar ni a mitad de mes, nos sentimos deprimidos, irritados, impacientes y pensamos que, si las cosas fuesen de otro modo, estaríamos encantados y es precisamente esta esperanza la que nos hace salvar el presente refugiándonos en ella.

Con otras palabras, el noventa y cinco por ciento de las cosas marchan con normalidad y eficacia, y por tanto el tropiezo, el descontento y la queja son excepcionales.

O el que no se conforma es porque no quiere.
Dicho esto, quisiera dar un sincero homenaje a mi padre, recientemente fallecido tras una larga y agónica enfermedad.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Inseminación artificial vs Cigüeña




Comenzó la primavera y en no sé qué pueblo de Castilla se han extrañado de que este año las cigüeñas no hayan abandonado sus nidos en todo el invierno.

No veo yo la extrañeza. No hace falta estudiar muy a fondo el fenómeno para darse cuenta de que las cigüeñas, que por aquello de ser uno de los pocos animales trabajadores gracias a sus vuelos regulares de transporte desde París habían alcanzado un nivel de vida que les permitía vacaciones de invierno, ven ahora como su negocio –agravado con la crisis- ha caído en picado, incluso para las que se embarcaron en el bajocoste pensando que ésa era la solución.

Mucho hablar del cambio climático, pero el daño que hacen las inseminaciones artificiales a estos pobres (pero honrados) animales es infinitamente mayor. Aunque nadie se atreva a decirlo..