La Navidad se empieza a
notar cuando a los más adelantados, los de la rama del comercio, grandes
superficies y supermercados varios (mayormente), les entra, a finales de
octubre, principios de noviembre un ataque de amor al prójimo y de pronto llena
los escaparates de bombillas, adorna los jamones con guirnaldas, pone escarcha
plateada sobre cualquier cosa y te atiborra el buzón de panfletos con angelitos
y paisajes nevados deseando que seas feliz con sus maravillosas, increíbles e
insuperables ofertas.
Cuando un comerciante desea
tan ardientemente tu felicidad ya puede uno echarse a temblar. Pasa lo mismo
como si un cura quiere salvar tu alma o un señor con discurso se propone salvar
el país. Hay que poner tierra por medio, aunque con esto de la globalización
vayas donde vayas te desearán feliznavidad para que les compres algo. Y
esto es solo el principio.
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