martes, 25 de junio de 2013

EL MEJOR DEPORTISTA PAGADO DE LA HISTORIA...ES PORTUGUES, ¡PERO NO ES CRYSTIANO RONALDO!

Cayo Apuleyo Diocles (en latín: Gaius-Appuleius Diocles) era un auriga durante la época del Imperio romano; es decir, “conductor” de los carros tirados por caballos. Como contexto histórico, cabe recordar que los aurigas no eran siempre bien tratados. De hecho, eran esclavos, aunque durante la época del Imperio de Roma el auge de las carreras fue tal que los aurigas se convirtieron en ídolos de masas, como hoy pueden serlo los futbolistas. Este apogeo, a los que despuntaban les permitió ganar cantidades ingentes de dinero. A partir del siglo II algunos aurigas podían entrar en una élite, denominada miliarios, a la que pertenecían aquellos que habían acumulado mil victorias en las carreras de cuadrigas. Como puede entenderse, a ello se le unían grandes riquezas, fama y el respeto del pueblo.

En este entorno forjó Cayo Apuleyo-Diocles su trayectoria, un milario considerado como el auriga más prestigioso de la Antigua Roma. Nació en Lusitania, es decir, Portugal, en el año 104. A los 18 años comenzó a dedicarse a los deportes profesionales. Su primera carrera la corrió como auriga en la facción blanca (equivalentes a los equipos; las más importantes eran los Rojos, los Azules, los Verdes y los Blancos), dos años después pasó a la Verde y desde los 27 hasta los 42 permaneció en la Roja; es decir, al igual que hoy los deportistas pueden cambiar de equipo, los aurigas también.

Lo curioso del caso de Diocles es que no fue el que en más carreras compitió, pero sí fue el que mayor fortuna obtuvo. De hecho, pese a las colosales fortunas que amasan los deportistas más afamados de nuestro tiempo, ni siquiera son comparables a la de este peculiar e inteligente portugués. Participó en 4.257 y ganó 1.462. en total, subió al podio (es decir, estuvo entre los tres mejores) en el 68 por ciento de las carreras en las que participó.

También convirtió nueve caballos en centenarios; es decir, ganaron 100 o más carreras; e incluso, uno de ellos, Pompeianus, en bicentenario. Pero Diocles no fue el que más concursos conquistó. Otros obtuvieron mayor número de victorias, como por ejemplo Pompeius Musclosus, laureado en 3.599 ocasiones. Sin embargo, este “conductor” luso amasó una riqueza mucho mayor que cualquiera de ellos. ¿Cuál fue, pues, su truco?. Sencillo: se entrenó y se esforzó en vencer en las competiciones en las que el premio era de mayor cuantía.

De nuevo, debemos realizar un esfuerzo y situarnos en el contexto histórico, esta vez con respecto al poder adquisitivo del pueblo. El salario medio de un obrero oscilaba entre unos 700 y 2.000 sestercios al año. Pues bien, según lo  inscrito en su lápida del circo romano de Nerón, los ingresos de Diocles ascendieron a un total de 35.583.120 de sestercios, dinero suficiente para proporcionar grano a toda la población romana durante un año. Pero por si esta referencia no nos resulta significativa o nos parece una referencia vaga, convirtamos esa cifra a nuestra moneda actual: ¡más de 11.500 millones de euros!. Según la lista de la prestigiosa revista Forbes, en la actualidad el deportista que ha logrado mayores ingresos a lo largo de su carrera es el golfista Tiger Woods, menos de 800 millones de euros.

Su vida fue extremadamente larga, pues debido al alto riesgo de este deporte, los aurigas morían jóvenes. Diocles dejó el mundo de las carreras a los 42 años, es decir, labró 24 años de competición. Al poco tiempo le halló la muerte.

miércoles, 12 de junio de 2013

Urgir vs Turgir


Urgencia viene de urgir, como turgencia viene de turgir, y significa un ansia incomprensible por acumular el mayor número posible de actos inútiles entre la edad de la razón y la hora de la muerte. Al que le urge hacer algo es generalmente porque quiere sentir otras urgencias inmediatamente después de satisfecha la vigente; como aquellos a los que, llegada la hora de salir del trabajo, les urge ir a casa para terminar la riña que dejaron inacabada con su señora al acabar el desayuno, para después ponerse a cenar urgentemente y meterse urgentemente en la cama. Por ejemplo.
Pero la urgencia es relativa: una catedral medieval urgente se terminaba en un siglo y una cita urgente en tiempos clásicos se concertaba para la hora sexta, pongo por caso, es decir, como si ahora dijésemos: "Te veo urgentemente entre seis y ocho". Por eso, al contrario de lo que nos quieren hacer creer, hay pocas cosas que deban considerarse urgentes, y casi ninguna tiene que ver con un trabajo. Es más, las únicas urgencias comprensibles y justificables son las naturales.
 A la primera mujer de don Carlos II de Habsburgo, el Hechizado, por ejemplo, como consecuencia de un incidente de caída de caballo en el transcurso de la cual dos caballeros de la corte le vieron lo que no debían verle (anverso y reverso) (situación que despertó las iras celosas del rey), una dama de la corte le preguntó: "Pero señora, ¿por qué no llevaba bragas?", a lo que ella respondió, como la cosa más natural del mundo: "Pues para no poner obstáculos a las urgencias del Rey".

Práctica la señora.
Frase: "No te preocupes demasiado por lo que digan. Nacimos para ser felices, no para ser perfectos” (Gregoria G. 84 años, jubilada)
 


viernes, 7 de junio de 2013

Tener una mascota....

 
A principios de los gloriosos años sesenta un psicólogo (con perdón) publicaba un estudio hablando de los beneficios que para los niños problemáticos podía tener la compañía de un perro. Algunos años después, en 1978, otras investigaciones (ya con científicos de verdad) constataron un aumento de la esperanza de vida en aquellos pacientes que, habiendo sufrido un ataque al corazón, convivían con una mascota. Desde entonces, la mayoría de los expertos aceptan los beneficios afectivos, sociales y terapéuticos que proporciona compartir la vida con un animal. Todos coinciden: cuanto más estrecha sea la relación con el bicho más ventajas existen.
Lo que ya no dicen los más de doscientos catorce mil quinientos cincuenta y tres (o más) estudios serios, formales y rigurosos publicados sobre el tema hasta ahora (y los que vendrán), son los riesgos que una convivencia demasiado "estrecha" con un animal puede acarrear.
En el siglo XI, el conde italiano de Gulielmus podía presumir de tener una esposa insaciable y un mono como mascota llamado Maimo. La "insaciabilidad" de la esposa, unido a la avanzada edad del conde que no podía cumplir sus "deberes conyugales" con la suficiente frecuencia que su mujer requería, había llevado a ésta, con el consentimiento de su esposo, a convertir al mono en su amante.

Sin embargo, con el que no habían contado era con el consentimiento del mono. Cuando éste pilló a los condes en la cama, le dio un ataque de celos y golpeó al conde hasta matarlo.
Después de cornudo.. apaleado. Animalito.
Frase: "Las nubes grises también forman parte del paisaje." (Proverbio africano)