domingo, 31 de marzo de 2013

Guerras Químicas...su inicio en el Siglo III.


 
Hoy por hoy, una guerra química, bacteriológica, nuclear o cualquier conflicto similar, es el peligro bélico que más temen los gobiernos más poderosos del mundo, afanados en contener la amenaza de las llamadas “armas de destrucción masiva”. Un conflicto bélico de esa magnitud tendría unas consecuencias imprevisibles, aunque a un tal Albert Einstein se le atribuye el siguiente pronóstico: “No sé con qué armas se librará la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta usarán palos y piedras”. Ciertamente, no parece una profecía descabellada.

Sin embargo, lo que seguramente ignoraba Einstein es que las armas químicas ya existían en el siglo III. Un estudio de la Universidad de Leicester ha revelado que el Imperio Persa fue el primero en utilizarlas. El descubrimiento, realizado sobre una veintena de soldados romanos hallados en Dura-Europos (Siria), revela que murieron de asfixia. Según la investigación, la historia es la que sigue: Dura-Europos, situada en las orillas del río Éufrates, fue conquistada por los romanos, que construyeron allí una fortaleza. Hacia el 256, la ciudad fue sitiada por las tropas persas, bajo la dinastía sasánida (226 – 651). Ante el asedio romano, los persas cavaron un túnel bajo sus murallas para poder entrar en ella. Los romanos previeron este movimiento y, por su parte, construyeron otro túnel para sorprender a los persas cuando éstos quisieran sortear la muralla.

Pero el plan romano fracasó. Los persas se anticiparon con una astuta estrategia. Los sasánidas utilizaron toda clase de técnicas, incluidas minas, para abrir una brecha en las murallas, por donde introdujeron una masa compuesta por betún y cristales de azufre. Cuando los romanos prendieron fuego al túnel, en unos segundos les sorprendió una nube tóxica, pues con la combustión, estos materiales emitían gases venenosos. En apenas unos minutos, los soldados romanos perdieron la vida.
 


 

martes, 26 de marzo de 2013

Indecisión



Si hay un momento en el que se pone en evidencia lo indecisos que somos ése es cuando compramos el pan. «Deme una barra, que no esté muy doradita, eh…" Y la pobre dependienta: “¿Ésta?, No. ¿Ésta? No, la de al lado. No, ésa no, esa es que está un poco…”
Pensaba yo que era una forma de tocarle las narices a la dependienta… pero no, es que somos así. Si no hay dependienta hacemos lo mismo. Merece la pena pararse dos minutos frente a la panadería de los mercadonas -autoservicio ella- justo después de que llegue a la estantería una nueva remesa de barras de pan recién hechas (que una empleada con un gorrito tan reluciente que podías confundir con un gusiluz coloca) para darse cuenta de la indecisión que nos domina, buscan, tocan, rebuscan, retocan y después de haber manoseado unas veinte acaba cogiendo la primera que apretaron creyendo que sí, que !!!por fin!!! Has encontrado la barra de pan perfecta. Digo yo que está bien que en ciertas cuestiones, como buscar una pareja -estable o mediopensionista-, por ejemplo, uno busque, toque, rebusque y retoque (y cuanto más mejor), pero ¡¡¡coño!!!  Que estamos hablando de un trozo de pan… no de apretar el botón nuclear.

lunes, 18 de marzo de 2013

Los gladiadores estaban gordos (Creencias utópicas)




La industria del cine, empeñada en crear su propia realidad para ganar en espectacularidad, siempre ha recreado una imagen hercúlea de los gladiadores en las películas de romanos. Desde “Ben-Hur” a “Gladiator”, nos han forjado un retrato de un tipo de gladiador fibrado, atlético, forzudo y musculoso. Sin embargo, un estudio revela una realidad bien distinta: los gladiadores eran vegetarianos y, como consecuencia, gordos.

Un grupo de antropólogos austriacos han analizado los esqueletos de dos tipos de gladiadores: los Mirmilos y los Retiarios. Los restos óseos de cerca de 70 hombres, hallados en Efeso (actual Turquía) demuestran que su base alimenticia se componía de cebada, judías y fruta fresca.

Sostiene el Dr. Karl Grossschmidt, “Esta dieta es espartana, pero confería a los gladiadores una gran cantidad de energía, lo que a la vez generaba un importante sobrepeso”. En resumen, se trataba de una alimentación rica en hidratos de carbono, con suplementos de calcio y escasa proteína animal.

En notas halladas sobre la vida de estos artistas de la lucha, se refieren a ellos con el término Hordearii, algo así como “hombres de la cebada”. El ingente consumo de esta gran cantidad de hidratos de carbono (procedentes de la cebada, legumbres, hortalizas, etc.) responde a una táctica de supervivencia en la arena, ya que la grasa les creaba una capa que actuaba como escudo para los nervios y los vasos sanguíneos, con lo que los gladiadores generaban una protección natural. También ayudaba al espectáculo, pues las heridas en este grasiento “colchón” daban un aspecto más sanguinolento.

jueves, 14 de marzo de 2013

Los lavabos

 
 
Una de cada diez personas se queja de dolor de espalda. ¿Qué se hace por evitarlo? Nada, al contrario: son incapaces de modificar una de sus principales causas.
Para llamar la atención sobre el problema, la C.I.I.E.H.D. (Confederación internacional de indignados esbeltos y herniados discalmente) ha amenazado con boicotear por medio de una campaña internacional las instalaciones higiénicas caso de, a la mayor brevedad posible, no se cambien los lavabos y se coloquen unos nuevos a la altura correspondientes a sus estaturas.

Es verdad, antes éramos más bajitos y colocar los lavabos a la altura estándar de la media podía estar bien. Pero ahora los usuarios, que están más altos y esbeltos, más y mejor alimentados física y espiritualmente, tienen que doblar el espinazo para realizar sus abluciones en dichos lavabos con las lógicas molestias para sus hernias discales que arrean unos calambres que desatan los zapatos.
Las peticiones que son justas, son justas. La salud es lo importante. 
Frase:  "En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para qué sirve". (Drauzio Varella, 1943; médico oncologista brasileño.)


sábado, 9 de marzo de 2013

Adicción al café...



He confesado en varias ocasiones mi adicción al café, una sustancia tan tóxica como cualquier otra y que de no ser por lo caras que salen las agujas, me inyectaría en vena cada tres horas. Sin embargo, leído lo leído por ahí estoy planteándome muy seriamente empezar una cura de desintoxicación que me aparte del sórdido, cruel y despiadado mundo de los cafeinómanos compulsivos.

El "Kopi Luwak", uno de los cafeses más fuertes y de mejor sabor que existen (y, aunque más difícil de encontrar que los del Carrefour -y un poco más caro-, ya hay varias marcas que lo venden) esconde un terrible secreto. Según las instrucciones del paquete todo parece normal, granos procedentes de las plantaciones de Sumatra, Java y Sulawesi, recolectados por los nativos y recogidos después por el equivalente en aquellas tierras del Juan Valdés del anuncio.

Pero en las "instrucciones" se saltan un paso: los nativos lo recogen, sí, pero después de que un marsupial se lo haya comido, lo haya digerido y lo haya defecado. Entonces, y sólo entonces, lo recogen.

Claro, dicen los estudiosos que son precisamente los ácidos y encimas del estomago de este animalito las que modifican las proteínas de estas semillas dándole un especial sabor que recuerda al chocolate.

A chocolate... ya. Podía hacer un chiste fácil pero casi lo dejo aquí. Al fin y al cabo mierda que no mata engorda. Y nunca mejor dicho.

Dedicado a mi buen amigo "Pepe, el camionero".

martes, 5 de marzo de 2013

No morir en el intento...

 
 
…intento que nada se me escape de las manos…intento controlar lo que siento…intento no sonreír tanto cuando charlo contigo…intento que no te cueles tan fácilmente en mi mundo…intento hacerme el interesante, y no mostrarte cuan pendiente estoy de ver aparecer tu nombre en mi pantalla…, al final me quedo en el intento…porque apareces y me olvido de los intentos.
…intento guardar secretos que jamás podré confesar…
…intento proclamarme rebelde sin serlo…
…intento negarte lo que haces en mi piel…
…intento ignorar la bella luz que emana de la luna…
…intento volar sin alas…
…intento no tropezar con las mismas piedras…
…intento no creer en ti…
…intento que no te apoderes de mi alma…
…intento dejar de reír, al tenerte en mi pensamiento…
…intento hacerte cómplice de mis sueños…
…intento enamorarte…
…intento borrar mis malos recuerdos…
…intento asumir el juego…
…intento robar tus noches y adueñarme de tus días…
…intento que el azar no sea mi única esperanza…
…intento no morir en ello…
…intento que mis besos no sean robados por el viento…
…intento que junto a ti, se vaya todo el vacío…
…intento legar mi vida a las palabras…