viernes, 27 de mayo de 2011

El pluriempleo


Rectificar es de sabios. Me lo comenta un amigo que lo ha visto en un programa de la tele y no tengo más remedio que darle la razón. Tantos años despotricando contra todo lo que tenga que ver –aunque sea remotamente- con el trabajo y resulta que sí, que hay empleos a los que no sólo puedes ir feliz y contento sino que, una vez allí, hasta te esfuerzas por hacer que tu trabajo acabe siendo un trabajo eficaz y productivo, un trabajo bien hecho.
Y no sólo eso, la cosa llega hasta tal punto que (y nunca, ni en mis peores pesadillas, pensé que fuera a decir esto) entiendes el pluriempleo como una opción complementaria y hasta (¡ayyyyy cómo traiciono mis principios más sólidos!) aceptable... porque después de uno hasta te apetece salir corriendo al otro. Director de casting de película porno por la mañana y donante de esperma en un banco de semen por la tarde. Por ejemplo.

Por cierto, parece mentira que trabajos tan relacionados lleguen a ser tan distintos. Bien está ser donante en un banco de semen, pero que chungo lo deben de tener los que allí trabajen viendo como pagan a todo el que llega por algo que ellos suelen hacer gratis en su casa (o donde les pille, pobrecitos míos) día sí y día también.

Frase: "El cerebro es un órgano maravilloso. Comienza a trabajar nada más levantarnos y no deja de funcionar hasta entrar en la oficina". (Robert Lee Frost, 1874-1963; poeta estadounidense)

sábado, 21 de mayo de 2011

Este Hipócrates....


Hipócrates, el padre de la medicina, tenía una receta infalible para que las jóvenes griegas conservaran su figura: columpiarse. Pero además del uso lúdico, ha tenido sobre todo un sentido religioso. En Grecia estaba vinculado a ciertos ritos dionisiacos, y de hecho, se atribuye su invención al Baco griego. En el cuadro “El descenso a los Infiernos” aparece la heroína Fedra columpiándose, hecho que algunos relacionan con el mito del sube y baja, que representa el impulso que tiene el hombre hacia lo divino. En las culturas agrícolas del este de Europa (Letonia, Rusia..) era un elemento mágico. Las jóvenes cantaban canciones sentadas en el balancín creyendo que tenía el mismo efecto que las plegarias a los dioses en la protección de las cosechas.

Visto lo cual, por muy ergonómica que sea, por muchos apoyos para la espalda que se adapten a las curvas de tu cuerpo, por mucha baja densidad de la espuma en el que vas a poner el culo, por mucho sistema neumático con gas para subir y bajar que tengan, que no nos engañen, el peor columpio siempre es más recomendable que la mejor de las sillas.
Columpios en el trabajo ya. La salud ante todo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Para los amantes de los datos...


Para los amantes de los datos: cada uno pesa alrededor de 22 gramos y mide entre cuatro y cinco centímetros de largo y 2,5 centímetros de ancho. A partir de ahí, cada casa es un mundo. Lo que sí tenemos en común todos los hombres es que el izquierdo cuelga más bajo que el derecho. Caprichos de la naturaleza.. o no... porque si llegan a pasarse el día chocándose, no habría morfina. Producen 150 millones de espermatozoides al día lo que los convierte en una bomba biológica que cuelga entre las piernas. Por cierto, para un buen estado de conservación es recomendable una buena ventilación. La ropa interior ajustable no es la más apropiada ya que la temperatura testicular debe ser entre tres y cinco grados inferior a la de la región abdominal. Ésa en la razón por la que en situaciones de frío se suelen esconder –literalmente- en el cuerpo.

Un escondimiento que también ocurre en situaciones de miedo. Ya sé que científicamente este recogimiento también tiene su causa, pero servidor tiene su propia teoría. A los testículos, se les ha considerado desde siempre como el templo de la virilidad. Por algo, entre las culturas antiguas, la forma más habitual de terminar una contienda era cortándoselos al adversario. Por poca memoria genética que tengan, es lógico que a la menor señal de sospecha los pobres corran a esconderse. Cuestión de recuerdos digo yo.

domingo, 15 de mayo de 2011

El Test de Rorschach


Amparados con la socorrida disculpa (que encima uno al principio hasta se creía) de "el saber no ocupa lugar", la cantidad de cosas (dejemos el adjetivo en "inútiles") que nos hacían aprender entre partidita y partidita de mus del bar de la facultad, darían para llenar varias agujeros negros
Hoy me voy a vengar con una de las más inútiles (y mira que ya se necesita ser inútil para ser de las "más"). He encontrado casi al completo en una revista no sólo las imágenes (que aunque originariamente son manchas aquí están "presentadas" en siluetas por aquello del copyright) del test de Rorschach, sino las cosas que debe uno contestar cuando se encuentre ante semejantes borrones sin tener que acabar acusado de obseso sexual con complejo de Edipo arrastrado desde el choque subliminal con la figura materna en la fase anal del desarrollo... algo que seguro iba a servir de disculpa a los de la selección de personal (que son los que lo siguen usando) para darle el puesto al hijo del vecino del de contabilidad.
Y digo lo de "vengarme" por ser las laminitas en cuestión, y sobre todo su posterior "interpretación" uno de los secretos mejor guardados por los especialistas (sí, aunque parezca increíble los hay) en el tema.
Vamos que cada vez que me acuerdo que me pasé casi dos semanas aguantando manchitas pudiendo haber estado calentito y tranquilo en el bar... Grrrrrr.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Historias de la abuela


Como animales sociales que somos, necesitamos la cercanía y el calor de los demás. Pero siempre, y por el bien de todos, será imprescindible mantener cierta distancia. Mi abuela empeñada en mantener su sitio dentro de la familia pero obsesionada con no estorbar en ella, lo explicaba con una pequeña historia.
En una fría noche de invierno unos erizos, heladitos ellos, descubren por casualidad que si se juntan tienen menos frío. Se van acercando hasta que se dan cuenta que a partir de cierto momento se pinchan unos a otros con sus púas. Molestos por los pinchazos se apartan… pero según se van alejando empiezan a lamentarse de haber perdido un calor que les resulta necesario… aunque saben que si se vuelven a juntar se acabarán pinchando. Así, entre el miedo y la necesidad, se van acercando y alejando, se van acercando y alejando, hasta que, tras varios intentos descubren que existe una distancia, una delgada y concreta distancia, que les permite darse calor sin pincharse.
Al cabo del tiempo me enteré de que la historia se la atribuían a todo un afamado filósofo, Arthur Schopenhauer. Sin embargo, pocas cosas puedo afirmar de una forma rotunda y segura como la de que mi abuela jamás de los jamases hubiera oído hablar de tan considerado señor.

domingo, 8 de mayo de 2011

El desamor


Es algo que está contaminando nuestros espacios…, y como consecuencia lógica están altamente impregnados, es una epidemia silenciosa, que va invadiéndonos sin percatarnos, al final somos muchos los que lo sufrimos, lo podemos sentir al leer unas letras tristes, y aún en algunos disfrazados de alegría… igual se siente su presencia…
¿Cómo sucede…?, es tan fácil, que en ocasiones ni se siente, son pequeñas dagas que se incrustan despiadadamente en nuestra alma, destrozando nuestras vidas, y nos sentimos incapaces de sacarlas, en ocasiones con sólo intentarlo, la herida se hace más profunda y el dolor agudo… pero si tomamos la decisión de hacerlo…, de arrancarlos de un solo golpe… pueden dejar consecuencias irreparables, como que nuestro corazón se convierta en tierra árida… o peor aún… muerto en vida… negándose a recibir ayuda y mucho menos aceptar el riego de una nueva ilusión…
Es tan contradictorio, como el hecho de que esas dagas que fueron clavadas con una dulzura y sutileza infinita… esas mismas que en un momento nos desarmaron e hicieron caer el fuerte caparazón con que íbamos armados para protegernos de la magia de reyes y princesas… perdimos la batalla final rendidos al amor, para sólo darnos cuenta de que salimos lastimados, por las heridas del desamor.
Confieso que salí lastimado… que me sentí incapaz de arrancar a tiempo las dagas del desamor… que me quedé quieto y herido… esperando que todo fuera un mal sueño…hoy al despertar me di cuenta, que durante este tiempo de sequía… estas dagas cayeron de mi alma… y la luz al final del túnel es intensa… como intensos son los sentimientos que despiertas en mi… hoy le doy la espalda a mi soledad…

miércoles, 4 de mayo de 2011

Fluir...


Podría escribir de Ilusiones ahora, y de percepciones hermosas que atesora mi pupila. Pero hay momentos en que la intensidad de una imagen deslumbra por dentro, y todo rastro de emisión resulta imposible de realizar por unas manos estáticas, contemplativas…Aguardan simplemente su propio momento. El instante futuro de un pasado muerto.
Del pretérito que ha de brillar en otras superficies, percibiéndose de una hoja de arrugado papel. O en la esculpida piedra…o en la sonrisa otorgada al unísono al contemplar ese hueco dejado en el cielo por el vuelo bajo de un par de palomas que remueven el viento.
Y que más da las palabras o las expresiones…si esto, como tantas otras páginas de un libro interno, quedará ahí dentro…
Ahora… añoro un poco de lluvia (está ahogada entre el gris de las nubes).
Esas tardes mojadas en un estado de humedad perpetuo. Mientras pasan las horas ante un humeante té, de un devenir de palabras…mientras de la ropa se evapora la lluvia para buscar cobijo en algún lugar del alma.
Repiqueteo de palabras contra el cristal, fluir del agua…
Y en el momento de la partida, no arrecian las lluvias, sino que el cielo llora con fuerza mientras se alejan los pasos, el alma y el cuerpo conjugan mojados y en armonía…
Las calles solitarias, albergan el frio que envuelve y atenaza la carne.
Pero dentro, en confortable y empapado calor, vibran las notas de paz que destila la piedra.
Y ahora, mi mano se para…porque está a la espera. Disfruta y anhela, sin compartir los nuevos hallazgos, los instantes que se cobra mi alma, mientras dura la niebla encarcelando los días…
Robando esencias del tiempo. Sin ser ubicado en presente alguno, ni futuro, y sin pasado…
Viviendo sin más al perder la conciencia de una bruma vaga. Atravieso los últimos rastros de humo, que distorsionan las claras manos del día, el manto de la mágica noche. Y simplemente, evado un segundo de ser para volverlo dorado.
La oscura marea ha subido hace horas, y he sumergido mi mano.
Las letras pesan y decoloran un instante que había de ser fugaz.
Hay un ojo en el cielo.
Me recuesto en la silla y miro el tapiz negro del firmamento… se deshace en estrellas…
Si pudiera velar mis sueños…
Si el sueño naciera para ser revelado…
Y cerrando los ojos, consigo crear una secuencia de palabras con formas, y figuras calladas…