martes, 3 de junio de 2014

Ahorrando en tu cuerpo.

 
 
Tal cual, y no tiene nada que ver con llamar a los teléfonos ochocientos seis para que una vidente te diga que por cada tres velas verdes de miel (que ella vende a muy buen precio) te van a desaparecer dos patas de gallo, ni con untarte hasta las cejas de baba de caracol, o tener que mandar diez pruebas de compra de esas compresas que cuando te las colocas te tele-transportas a un spa de lujo (the ducha sensation). Mucho más fácil, barato y eficaz. Y además en solo tres pasos.
Primero: decirle a todo el mundo que tienes un asunto importante entre manos. No garantiza que no te molesten (más bien al contrario) pero siempre podrás gritar con razón al que lo haga, algo que, al fin y al cabo, no va a venir mal.

Segundo: mientras se mira al frente, al suelo o a la foto del fondo de pantalla del ordenador, colocar la boca para decir "equis" pero de una forma muy exagerada.

Tercero: según se sigue mirando lo que se esté mirando, se coloca la boca lista para decir "oooooo" de una forma, por lo menos tan exagerada como en el paso segundo.
Repetir los pasos dos y tres unas veinte veces (o más).
En menos de dos semanas habrá desaparecido la papada, se habrá afinado de forma increíble el ovalo de la cara y nos habremos quitado, como quien no quiere la cosa, diez años de encima.
Para que luego digan que los funcionarios pierden el tiempo en su horario de trabajo. Sí. Ya.


lunes, 2 de junio de 2014

Multiorgásmico

Es verdad que sólo hay un sitio donde se miente más que en la consulta del médico: en las encuestas. Y si las susodichas tienen que ver con el sexo, las trolas que se suelen contar por minuto son más abundantes que los correos empeñados en alargarte el pene.
Claro que soñar no cuesta nada y por si acaso al final es verdad, ya sé cuál va a ser el segundo deseo (lo de ser invisible es innegociable) que le voy a pedir al genio de la lámpara (con los reyes magos y Santa Claus no ha habido suerte) en cuanto me lo encuentre saliendo de alguna. Además, es el complemento ideal del que, desde que cumplí los trece, aparece siempre el tercero de la lista: ser multiorgásmico.

Alcanzar, mientras estás en alguna reunión oyendo hablar de proyectos, evaluaciones, objetivos y resultados, quince o veinte orgasmos seguidos sólo con la mente, sin tenerse que esconderse debajo de la mesa cada vez que.., sin riesgos de acabar acogiendo en tus intimidades a alguna ladilla descontrolada y, !sobre todo!, sin necesidad de andar trasteando con las vergüenzas (!con lo que se irritan cuando las manipulas tanto, jooodd...!), tiene que ser por lo menos una experiencia religiosa. Por lo menos.