jueves, 30 de diciembre de 2010

Buscando refugio


San Jerónimo recomendaba trabajar en algo, "para que el diablo te encuentre siempre ocupado". Por desgracia, hoy, en España, el diablo se siente como el Piraña en una pastelería: no sabe por dónde empezar. Casi cuatro millones y medio de personas andan buscando flores en un desierto laboral que se extiende irremediable como el fuego por un bosque de agosto. Estas son las cifras. Detrás están los duelos: las lágrimas de la pareja que pierde su casa, la angustia del padre que mira a sus hijos con cara de náufrago, el miedo del joven que dice la palabra "futuro" como si pronunciara "muro", y todo el mal rollo que cabe en 4.300.000 lunes al sol.
No suele ser habitual en este blog hablar de temas tan principales, es verdad, pero resulta inevitable que al ver semejante páramo, en el jardín de al lado crezca el pesimismo, la querencia al empate, el virgencita que me quede como estoy, la cobardía. Por eso cuando el Gobierno nos pide por favor que compremos, porque ese es el camino de regreso al futuro, a alguno le da por pensar que una cueva con fuego es un refugio, y otro dice que los charcos también forman parte de la lluvia, y un tercero se consuela porque un sueño es verdad mientras no se despierta. Lo de siempre, ese tipo de migajas que, sin llegar a alimentar, al menos entretienen al estómago. Conclusión: mientras unos pasan de abrir las cartas del banco porque son malas noticias, otros las abren como si estuvieran desactivando una carta bomba.
Y como en estas circunstancias, ni San Obama es capaz de vender caramelos a la puerta del cole, urge pensar en una receta alternativa, cualquiera que no incluya el consumo entre sus ingredientes. No sabemos cuál puede ser la buena, pero tal vez los que mueven los hilos tengan una pista. De hecho, si fueron capaces de sacar una burbuja de un ladrillo, podrán improvisar otro truco, ¿o no? Igual el problema es que van faltando conejos, porque chisteras hay dos por sucursal.
El caso es que nos hundimos y no quedan flotadores en segunda clase. Por tanto, solo hay dos opciones: ponerle una vela a San Andrés o amotinarse para sustituir a la tripulación, ya que al parecer no sabe navegar a contra viento. No se le puede decir a un moribundo que "todo se arreglará". Hay que ponerse en su pellejo, y eso es justo lo que no está dispuesto a hacer el capitán, con lo cual, difícilmente podrá encontrar un cabo para rescatar a quien se ahoga todos los días.
Alguien dijo que "el cerebro es un órgano maravilloso. Comienza a trabajar nada más levantarnos y no deja de funcionar hasta entrar en la oficina". Dicho de otro modo: lo bueno del trabajo, además del dinero, es que te aísla de los problemas. Lo malo de que falte, además del dinero, es que hoy, en España, hay casi cuatro millones y medio de personas buscando refugio.
Frase: "Es un error capital teorizar antes de poseer datos. Uno comienza a alterar los hechos para encajarlos en las teorías, en lugar de encajar las teorías en los hechos” (Sherlock Holmes, 1887, detective asesor)

sábado, 25 de diciembre de 2010

Religiones


Viendo como "funcionan" otras religiones del mundo, no parece que la que nos ha tocado de "nacimiento" sea una de las de las peores.

Al fin y al cabo ellos dicen lo que "creen", que para eso tienen todo el derecho del mundo y los demás hacemos, con ese mismo derecho, lo que nos da la gana.

No soy yo quien, incrédulo convencido de todo tipo de convencimientos espirituales de esos, para darle consejos de como pueden conseguir más "afiliados" ahora que no les funciona demasiado bien eso del cielo y del infierno, pero no estaría mal que los señores que mandan en la iglesia, le echaran un vistazo a la historia y adoptaran algunas costumbres que otras religiones tuvieron en otras épocas y se propusieran, muy seriamente, incorporarlas a su "programa".

Un ejemplo, los romanos, esos chicos tan cultos, tan inteligentes, tan avanzados y todas esas cosas, tenían en su calendario 200 (doscientos) - (dos cero cero) - (ce, ce que dirían ellos) días festivos al año, días en los que su religión les prohibía realizar trabajo alguno.

Aquí hay uno que se iba a "convertir" en un fanático religioso, en menos que canta un gallo, cumpliría escrupulosamente y al pie de la letra esos "preceptos", y lo que es mejor, lo haría completamente convencido y con una fe a prueba de bombas.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Casarse o quedarse soltero...dura decisión.


Si con tanta publicidad como hay últimamente sobre el tema, uno llega a tener ese minuto tonto de locura mental transitoria y decide casarse, que sepa que no todo tiene que pasar obligatoriamente por una fría sala de ayuntamiento.
Hay alternativas.
Primera opción: casarse en Las Vegas, en las famosas capillas matrimoniales.
Para celebrar tan excéntrica boda, sólo es necesario haber obtenido previamente, en la Oficina de Licencias para Matrimonio, la licencia pertinente. Por un modesto precio que oscila entre 200 y 500 dólares, se puede comprar un paquete matrimonial que incluye el uso de la capilla, la ceremonia (debe haber un testigo presente, aunque, si no se tiene, la mayoría de capillas proporcionan uno), las flores, la música y las fotografías.
Los paquetes más caros incluyen más extras, como el recorrido desde el hotel a la capilla en una gran limussina o tener a un Elvis Presley como testigo.
Otra opción: apuntarse a alguna tribu africana.
Continente "atractivo" donde la poligamia acostumbra a ser frecuente, donde las novias suelen tener un "precio" (aunque hay casos que los novios se limitan a trabajar para la familia de ella), y en los que la gran "oferta" de tribus, nos dará un amplio catalogo para elegir.
Por poner algunos ejemplos: entre los "nandi" si los padres de la novia no aciertan en la elección del futuro marido, ella puede escapar con el que más le guste. En el caso de que éste no se case con ella, la joven se rapará el pelo y, desde ese momento, se considerará sexualmente libre.
En la tribu "luba", congoleses ellos, una vez los novios han decidido casarse, al novio ya le está permitido visitar por la noche a su novia para mantener relaciones.
Para los "kundo", tradicionalmente, la primera esposa era la dueña del hogar; la segunda, la encargada de los menesteres sexuales, y luego seguían las esposas de rango inferior. Las mujeres compartían al marido de forma rotatoria y regulada y, cuando no les tocaba el turno, se les permitía tener amantes oficiales.
Por último, los "ashanti" hacen suya la frase "tú en tu casa y yo en la mía": la recién casada sigue viviendo con sus padres y no marcha con su marido hasta que sus hijos mayores necesiten la atención de su padre.
Más opciones: hacerse hindú.
El matrimonio ocupa un lugar central en la vida social y religiosa india -en general, es obligatorio contraer matrimonio dentro de la misma casta y la dote es muy importante-, por lo que las bodas hindúes acostumbran a ser muy vistosas, ricas y complejas. Más que firmar un "contrato", la unión de dos personas representa la "samskara", o lo que es lo mismo, la confianza sagrada.
Toda la ceremonia gira alrededor de símbolos y rituales para que la pareja aprenda las lecciones necesarias para la vida conyugal. La novia viste de color rojo, con bordados dorados, y adornada con joyas. En esta ocasión, es ella la que espera al novio, y se intercambian coronas de flores al encontrarse y amuletos que atan a sus manos. El novio la acepta en matrimonio atándole un collar alrededor del cuello, que simboliza la felicidad y fidelidad en su matrimonio.
Tras varios cánticos y oraciones, la pareja, unida con un lazo, hace siete círculos alrededor del fuego ceremonial para simbolizar la promesa de que caminarán juntos todos los obstáculos que la vida les presente. Al final, el novio aplica un polvo de color rojo en el pelo de la novia para marcar su estado de casada, y la pareja recibe una lluvia de arroz.
O algo que tenemos más a mano: hacerse musulmán.
En el mundo musulmán, el matrimonio acostumbra a asemejarse más a una negociación entre familias que a una decisión de dos. La ceremonia misma es un contrato privado, civil y religioso, al que se llega después de que el novio y el pariente masculino más cercano a la novia hayan sellado un acuerdo, según el cual, la dote del novio debe incluir suficiente oro, dinero y regalos que puedan asegurar el futuro de la novia. Una vez firmados los papeles, la pareja ya está unida legal y espiritualmente, pero todavía queda la celebración de la boda, que se lleva a cabo una o dos semanas después, y consta de una serie de festejos.
La primera noche es una fiesta para las mujeres solamente. La novia acostumbra a lucir un vestido ceremonial llamado "caftan" y sus manos y pies se marcan con henna.
La segunda noche (a veces se incluye una tercera) se celebra el banquete de boda, cuyos gastos corren a cargo de la familia del novio, con amigos y familiares. Las restricciones de sexos lleva a que hombres y mujeres estén separados. La celebración incluye música, cantos y el tradicional baile del velo para las mujeres. Al final de la noche, la pareja se junta y, después, se retira a su nueva casa para "consumar" formalmente el matrimonio.
Un marido devoto no debe tener más de cuatro esposas (las que tuvo el profeta Mahoma), aunque, a diferencia de lo que se piensa, la monogamia es una práctica común en la comunidad islámica.
Si queremos algo más exótico tenemos China
La tradición nupcial china tiene más de 2.400 años de historia y gran variedad de matices. Por lo general, la celebración del matrimonio empieza cuando el novio envía los regalos al padre de la novia. Se trata de un proceso bastante largo y formal. Frente a los cuidados preparativos, la boda en sí es una celebración bastante sencilla: los novios se encuentran frente a un altar familiar, donde rinden homenaje a sus antepasados, al cielo y a la tierra. Después se sirve un té a los padres de los novios y los recién casados les hacen una reverencia.
Tras la celebración, la pareja se retira a descansar. Tradicionalmente, las luces brillaban día y noche durante tres días en casa de la novia, porque se suponía que el matrimonio no se consumaba hasta el tercer día, mientras que en las familias de la nobleza era hasta el tercer mes.
En la China rural, la celebración del matrimonio siempre sigue unas estrictas reglas protocolarias, que comprenden seis curiosas etapas: la propuesta de boda, la negociación entre las familias, el compromiso formal, los trámites para obtener el certificado de nacimiento de los novios, la consulta del astrólogo para averiguar la mejor fecha de celebración del enlace y, finalmente, la boda en sí.
Y por último hay otra opción: hacerse judío:
La ceremonia de una boda judía se celebra en la sinagoga y los novios se colocan bajo el palio nupcial, que simboliza su futuro hogar. El rabino les recuerda los deberes del matrimonio y les entrega una copa con el vino ceremonial. Después, el novio le coloca un anillo de oro a la novia, que, curiosamente, debe ser plano, sin ningún surco o dibujo para que no se obstruya su buena fortuna. Los recién casados escuchan las siete bendiciones y, al final, el novio rompe una copa, simbolizando la destrucción del templo de Jerusalén.
Tras la ceremonia, y antes del banquete, a veces los novios se retiran a un cuarto para simbolizar la consumación del matrimonio. El banquete de boda comienza con la bendición del "challah", una hogaza de pan, que connota la unión entre las dos familias.
Estas bodas nunca se llevan a cabo en el Sabbat (día de descanso semanal, desde el viernes noche al sábado noche) ni en ciertos días festivos.
Para casarse de esta manera es conveniente hacerse judío de verdad, especialmente si la pareja lo es mucho, para algunas comunidades judías ortodoxas, (como por ejemplo las originarias del Yemen), el miedo al matrimonio fuera de la propia fe es tan grande que, cuando un judío se casa con una mujer que no lo es, la familia celebra un funeral como si hubiese muerto.
Ante tantas opciones es conveniente pensárselo con calma, aunque parece claro que cualquier proceso mental lógico que haga una persona cerebralmente sana acabará llevando a una misma conclusión:
... quedarse soltero.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Hay esa próstata....


En vista de las "desviaciones" que habéis apuntado a la hora de medir la edad biológica basándose en el ángulo de erección del pene, causadas por esas pastillitas azules o verdes pistachos, que todo el mundo parece conocer pero nadie confiesa usar, vamos a usar otro método con el que se pueden hacer menos trampas.
Más de la mitad de los hombres sufren a los cincuenta años un aumento considerable de la próstata, está glándula del tamaño de una nuez puede crecer hasta el de una naranja aprisionando en este crecimiento a los órganos vecinos. El ejercicio consiste en medir la intensidad del chorro cuando uno orina, o sea, mea: a mayor intensidad de la corriente, menor edad biológica.
Para experimentarlo solo se necesita una vejiga llena y un vasito medidor, que puede ser perfectamente uno de cerveza, siempre que después este no se deje lleno de "líquido" en cualquier sitio y pueda ocurrir cualquier cosa.
Con la sensación de vejiga llena, se orina, o sea, mea (micciona, que se dice en fino), en el vasito medidor, no cuenta el chorro medio sino el que sale al principio y no vale presionar a propósito. Después basta con medir la cantidad:
- más de 300 ml: edad biológica de 20 años
- entre 250 y 300 ml: edad biológica de 30 años
- entre 200 y 250 ml: edad biológica de 40 años
- entre 125 y 200 ml: edad biológica de 50 años
- menos de 125 ml: edad biológica de 60 años
Y si la cosa está flojita y eres ya de los que, si quieres mear la pared del vecino te tienes que acercar tanto como tienes que separar los brazos para leer los mensajes del móvil, pues remedios hay, además remedios caseros, así, mientras vas al urólogo procura echar ketchup hasta en el café, que para eso contiene "licopeno", una sustancia activa muy recomendable para estos casos.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

El Tantra y los Chakras...


Abro un libro (el aburrimiento es muy malo), y empiezo a leer la introducción (que, casualmente, es lo primero que trae):
"Procedente de la India, el tantra no es sólo una técnica sexual sino que va más allá y busca la unión total entre los integrantes de la pareja y su comunión con el mundo. El tantra realiza una búsqueda interior y aprovecha la energía del sexo para fomentar la vitalidad, la fuerza interior y el placer. El tantra en una forma de vivir y de actuar que participa en muchos aspectos de nuestra vida".
Mal empezamos. Vale, muy bien, "eso" es el tantra, es decir, una frase muy larga y que queda muy bien (como la mayoría de ellas) pero que no me aclara nada de lo que yo estaba buscando desde que me interesé por el tema cuando en una revista leí aquello tan prometedor de: "... el tantra puede alargar los encuentros amorosos durante horas, involucrar en ellos a todos los sentidos, incrementar el placer y volverlo más exquisito".
Uno es así de espiritual.
No me desanimo y sigo leyendo:
"El tantra propone aprovechar la kundalini, es decir, la energía psicosexual sagrada, localizada en la zona sacra, y elevarla mediante ejercicios y la respiración, hasta que pase por los siete chakras. En el momento en que el individuo consigue liberar su energía está en armonía consigo mismo y el mundo. Para practicar el tantra correctamente se requieren años de experiencia".
Y hasta aquí. ¡Hala! ¿Años practicando? ¿Años buscándote los chakras a estas edades? ¿Pero qué se han creído? Y encima sin garantías. Imagínate que después de cuarentaitantos años, once meses, unas semanas y otros tantos días intentando aprovechar la kundalini estás a punto de controlar el sexto chakra y, de repente, te das cuenta que por haber bebido agua del grifo (anda y que no tienen plomo las tuberías), o por haber comido más gominolas caducadas que de costumbre (los efectos de los colorantes en el sexto chakra no están muy documentados, creo), se te ha atrofiado el séptimo y no puedes seguir.

Hombre que no es serio. Por supuesto que todos queremos alargar los encuentros amorosos, involucrar en ellos a todos los sentidos, incrementar el placer, volverlo más exquisito... bla, bla, bla; y hasta, si me apuran, a ir a buscar los chakras allí donde estén, pero claro.. todo antes de cumplir los 111 años (la viagra es buena pero no es Lourdes). Que no digo yo que no exista otra vida después en la que poder aplicar la técnica que con tanta paciencia podemos aprender ahora, pero a ver quien te garantiza que al final no acabas reencarnándote en un eunuco cualquiera. Por ejemplo.
Frase: “Sin el tiempo, esa invención de Satanás, el mundo perdería la angustia de la espera y el consuelo de la esperanza” (Antonio Machado, 1875 - 1939; poeta español)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Que tiempos aquellos...


Es una de esas afirmaciones que cuando te vas haciendo mayor adoptas como propia y hasta la conviertes en incuestionable verdad: “los niños ya no saben divertirse como antes.. cuando nosotros teníamos su edad...”
Pues igual. Los niños ahora son tan felices (o tan infelices) como los demás lo éramos entonces. Es verdad que los pobres angelitos a los que les ha tocado vivir estos tiempos, en vez de una cadena de televisión (que apenas funcionaba unas pocas horas al día) tienen, para entretenerse, doscientastreintaytresmil en sesión continua; que en vez de tener que echar una instancia en forma de conferencia para hablar con alguien por teléfono desde alguna cabina, no tienen más remedio que hacerlo por un móvil con internet, cámara, mp3 y localizadorgps incluido; que en vez de disfrutar en la cocina -sin posibilidad de escapatoria que el dormitorio era sólo para dormir - de la grata compañía de las broncas de tu madre (con el sonido de las batallitas de la abuela de fondo), ahora pueden irse a su habitación a descubrir el porno mientras chatean por messenger; y bien cierto es que ahora los pobres hijos no tienen más remedio que cargar con la responsabilidad de tener que elegir entre miles de productos en impersonales centros comerciales cada vez que se les antoja algo, cuando antes la tienda de la esquina, en la que había lo que había, te ahorraba tan engorroso trámite.
Llegado a este punto siempre nos queda el autoconvencimiento: “sí, es verdad, ahora los niños tienen más cosas, pero nosotros nos divertíamos más.. juntos, con la imaginación y una caja de zapatos, construíamos un mundo..." Claro, sí, es verdad. Los juegos de antes eran mucho más participativos. No teníamos conexión wifi para jugar al mariokart con la nintendods del vecino pero intercambiábamos pedradas los fines de semana (los fines de semana impares sólo) con los del bloque de enfrente; no tendríamos clases de karateinglésteatroynatación pero envolvíamos bolsas de leche vacías, las poníamos en un palo y, después de prenderles fuego, hacíamos que cada gota ardiendo coincidiera con una hormiga para así poder escuchar el ruido que hacían achicharrándose... y todo mientras practicábamos, en un festival de participación y compañerismo, quien se tiraba el eructo más gordo (que, por cierto, siempre ganaba elPaulino).

Yo creo que fui feliz en mi infancia, pero cuando descubro la inmensidad del mundo en el que ahora vivo... creo que nací demasiado pronto. Que, por cierto, va a ser la misma sensación que tendrán la mayoría de los que ahora son niños dentro de unos cuarenta y algo de años.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Papa Noel no existe


No lo digo yo, lo dice gente mucho más instruida en el tema y que, además, aporta todo tipo de datos para avalar una dolorosa pero inapelable conclusión. La lógica se impone: Papá Noel no existe.
En primer lugar, ninguna especie de reno puede volar. Vale, el razonamiento no es muy contundente teniendo en cuenta que aún hay más de 300.000 especies de organismos que no han sido clasificados. Démosle un voto de confianza y pensemos: no es posible descartar con seguridad que existan renos voladores y que el tal Papá Noel sea el único que los haya visto.
Aún así, en el mundo hay más de 2.000 millones de niños de los que habría que descontar casi 400 millones entre musulmanes, hindúes y demás infieles a los que Papá Noel no reparte, aún así y haciendo un promedio de 3,5 niños por hogar, el buen señor tendría que visitar en un día (de 31 horas por aquello de la rotación de la tierra y las zonas horarias) 91.800.000 casas.
Esto da un promedio de 822,6 visitas por segundo, es decir que en cada hogar, el señor Noel tiene poco más de una milésima de segundo para aparcar, saltar del trineo, bajar por la chimenea, seleccionar los regalos, ponerlos bajo el árbol, subir por la chimenea, montar en su trineo y viajar hasta la próxima casa.
Asumiendo que cada parada esté perfectamente planificada a través de algún ordenador de a bordo, haría un viaje de 121.500.000 kilómetros. Lo que supone que el trineo debe desplazarse a más de 1.000 kilómetros por segundo (3.000 veces la velocidad de la luz) algo difícil de asimilar teniendo en cuenta que un reno convencional puede correr como máximo 15 kilómetros por hora.
Otro tema interesante: la carga que transporta. Pongamos que cada niño recibe, juguete más juguete menos, entre la videoconsola y los madelmanes, unos 500 gramos de regalos. El trineo tendría que transportar 321.300 toneladas a lo que habría que añadir el peso del propio Papá Noel (que no es precisamente una persona con problemas de anorexia). Sabemos que un reno convencional puede arrastrar unos 140 kilos, por eso y aún garantizando que uno "volador" pueda tirar 10 veces más, necesitaría no ocho o nueve como nos quiere hacer creer sino 214.200 renos, algo que aumentaría el peso a 353.430 toneladas, unas cuatro veces más que un gigantesco trasatlántico.
Las 353.400 toneladas viajando a 1.080 kilómetros por segundo generarían una resistencia al aire que elevaría la temperatura del reno casi a la misma proporción que una nave atravesando la atmósfera. Pronto, el primer reno habría absorbido tal energía que se convertiría instantáneamente es una bola de fuego y se desintegraría, dejando expuesto al segundo.
Todos se vaporizarían en 0,0426 segundos. Mientras Papá Noel estaría sometido a fuerzas 17.500 veces mayores a la de la gravedad. Si pesara 100 kilos (un estimación discreta), sería impulsado hacía la parte trasera del trineo con una fuerza de 1.800.000 kilos.
En definitiva, si Papá Noel alguna vez repartió regalos en Navidad, muy probablemente hoy esté muerto.
Por eso no conviene arriesgarse: los regalos hay que pedírselos siempre, siempre, a los Reyes Magos.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El efecto Airbag


En la mayoría de los hombres hay dos datos incontestables que indican la irremediable entrada en la edad talluda (los de la logse deben sustituir -para entender el concepto-, "edad talluda" por vejez,… de nada). Uno es la aparición en nosotros del efecto airbag, efecto mediante el cual cierta parte de nuestro cuerpo -hasta entonces más o menos plana-, comienza a desplegarse casi a la misma velocidad con que la que se hincha el airbag de un coche coreano después de chocar contra un árbol. Y tan difícil de hacerla volver a su posición anterior como resultaría recolocar el susodicho artefacto.
La segunda es la demostración in person de la existencia del primer principio de la termodinámica, principio mediante el cual uno puede demostrar con toda rotundidad que el pelo no se crea ni se destruye, simplemente se transforma, desapareciendo de la cabeza para aparecer en otros puntos: dentro de las orejas y de la nariz. Básicamente.

Cuestión que nos lleva a la verdadera esencia de esta entrada: ¿para cortarse los pelos de la nariz o/y orejas vale con esas tijeras curvadas que venden en los todoacien por sesenta céntimos (con su mango de imitación de carey y todo)?... ¿O es preferible estirarse un poco y trasnochar para pedir en la teletienda el hairtechturbo3000 que, y según los testimonios recogidos de gente anónima de la calle que tan amable y desinteresadamente ellos mismos nos proporcionan, les ha cambiado radicalmente la vida ¡por sólo 39,95 euros más gastos de envío!?
Frase: “Una lengua aguda es el único instrumento de corte que se afila por el uso constante”. (Washington Irving, 1783-1859; escritor estadounidense)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

El huevo de plata


Regalar oro –demasiado hortera- está pasado de moda. La plata, en cambio, es tendencia (¡qué tenía yo ganas de decir en una frase eso de “tendencia”!) El problema es, y más en estas épocas de crisis, su precio. Por eso hoy, en el muy inconmensurable (y siempre profundo) -Un Grauero en Bosnia, o bien elrincondemarti.blogspot.com-, os propongo: “hagamos feliz a nuestra pareja –o a quien nos dé la gana- regalándole un huevo de plata sin tenernos que gastar un solo euro”.
Ingredientes: una vela –de los chinos vale-, una jarra de agua –nada de mineral, la del grifo sirve perfectamente-, y un huevo, que se puede (debe) pedir al vecino para que la cosa nos salga lo más apañada posible.

Una vez encendida la vela -que también se puede (debe) pedir al mismo vecino aprovechando que vas a lo del huevo, lo sostenemos (el huevo digo) con los dedos pulgar e índice y lo acercamos despacio a la llama. Movemos (el huevo, que la cosa va de huevos) lentamente asegurándonos de que se va ennegreciendo (el huevo) de una manera uniforme. Una vez completamente negro (el huevo) lo dejaremos enfriar unos 15 minutos y, pasado ese tiempo, lo meteremos (el huevo) en la jarra de agua. En poco tiempo tomará una tonalidad brillante de apariencia metálica que se asemeja bastante a la plata.

La explicación (aunque tampoco tiene que llevar manual de fabricación incluido que para eso es un regalo) es fácil. La llama hace que el huevo se cubra de una finísima capa de hollín mezclada con algo de parafina de la vela. Luego, al sumergirlo en el agua, se crea una delgada película de aire a su alrededor que impide que el agua toque el huevo. La reflexión de la luz hace que el huevo se vea plateado.
Teniendo en cuenta que este experimento funciona con cualquier tipo de huevo (y mira que hay tipos de huevos….que si de gallina grandes, que si de gallina extragrandes –muy buenos para freír-, que si medianos, de avestruz, de codorniz…) las posibilidades de quedar como un señor sin gastarnos un duro son ilimitadas.
Este fin de semana manos a los huevos.
Frase: “El mérito para lo esnobs es hacer siempre descubrimientos. Así han llegado al dadaísmo, al cubismo y a otras estupideces semejantes” (Pío Baroja, 1872-1956; escritor español)