lunes, 27 de septiembre de 2010

Evidencia aplastante

Permiso de Conducir Islamico:



Evidencia Aplastante.

Lo evidente no necesita demostración, simplemente se constata, esto, que suena evidentemente a evidente, se me ocurrió a mi solo al ver como cedían el asiento en el autobús esta mañana a una rubia con minifalda a juego con el bolso.

¿Y que es lo evidente?, bueno, pues hay varias cosas, lo primero sería soltar una parrafada sobre la importancia del físico y como los guap@s lo tienen más fácil en la vida... evidente..., aunque también es evidente que no lo tienen tanto como para dejar de tener que usar el autobús a las siete y media de la mañana cosa que, es evidente, no le gusta a casi nadie y si empezamos a especular un poco más también podría ser evidente que la chica en cuestión iba a trabajar... y un trabajo y encima a esas horas de la mañana no es algo evidentemente fácil... doy fe.

Sin embargo es verdad que los guap@s lo tienen más fácil, sí, claro ellos dirán que no, que si acaso te abre alguna puerta pero que luego hay que mantenerse y que sinó vales pues no llegas a ninguna parte... mentira, todos sabemos y ellos también, que lo importante es meter la cabeza, no hay que hacerles caso, lo saben y lo usan..., incluso sin saberlo, la belleza es algo que el otro nota incluso aunque tu no digas nada... es una gran ventaja, la inteligencia tienes que demostrarla, que uno es guap@ se ve a simple vista, También es evidente.

Ya sé que para gustos se hicieron los colores, que todo el mundo tiene su público o que, más poéticamente, como dice un amigo mío, el libro de los gustos tiene todas las paginas en blanco, pero hay que reconocer que hay elementos que gustan a una gran mayoría, no hace falta ser un gran entendido en belleza clásica para reconocer que alguien es guap@, si eso de la belleza solo lo supieran reconocer los licenciados en lenguas etruscas no tendríamos a los honrados padres de familia desplazándose a la cajera de mejor pinta del corte inglés, eso si de una forma totalmente inconsciente.

Todos los días nace gente de catorce años, la frase es una de esas que se sueltan a las doce de la noche en los chat’s de Internet sin saber muy bien de que se está hablando pero que resumen toda una larga conversación sobre cualquier tema, y es que, aunque la juventud no siempre va unida a la belleza, lo que si es evidente, otra vez evidente, es que la belleza si va unida siempre a la juventud, algo difícil de explicar a señoras pintadas como puertas que intentan por encima de quien sea y de lo que sea mantener como mínimo una apariencia un poco más joven de lo que son... algo que, evidentemente, se puede constatar, solo les lleva al ridículo... en mujeres y cada vez más en hombres... son cosas, evidentemente, de la igualdad.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Ley anti-excesos



Después de leer este párrafo:

"...Isabel de Castilla, aunque dejase el gobierno total de las Españas a su esposo Fernando de Aragón, en ocasiones recababa el derecho a legislar que tenía sobre los castellanos, como su soberana absoluta que era. Y así dió una ley muy curiosa. Fue que cierta mujeruca de Valladolid llegó ante la soberana, lamentándose de algo que atentaba contra su vida,nada menos. El marido de la tal, robusto campesino, de naturaleza verdaderamente pródiga, practicaba las funciones matrimoniales con tanta frecuencia, que su mujer no podía ya resistir los constantes trabajos a que la sometía. La muerte por agotamiento acechaba, pues, a aquella víctima del exceso conyugal.

Y para evitar semejante extremo, y para impedir también que extremos semejantes sucediesen, decretó Isabel la Católica que los maridos no pudieran exigir a sus mujeres más de seis sacrificios diarios..."


... llevo un buen rato preguntándome si el que no existan noticias de nadie que haya sido ni tan siquiera acusado de delito semejante, puede ser debido a que alguien se tomó la molestia de derogar la ley o que, tal y como están los tiempos, ya hace algunos cientos de años que nadie es capaz de incumplirla. Por mucho que se lo proponga.

La especie humana se debilita, evidentemente.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Nuestros queridos funcionarios


Pocas cosas han cambiado desde que en el siglo primero antes de Cristo empezaran a celebrarse las primeras oposiciones para "trabajar" de funcionarios. Ya entonces los exámenes duraban varios días y se presentaban para unos pocos puestos miles de candidatos.
Aunque en algo sí hemos avanzado. En aquellas épocas y durante el tiempo que se estuviera celebrando la oposición nadie podía, bajo ninguna circunstancia -ni tan siquiera por imperiosas necesidades fisiológicas- salir de la sala.
¿La solución al problema? Fácil. Los opositores acudían a las maratonianas pruebas equipados con sus correspondientes orinales, que usaban según sus necesidades a la vista de los demás aspirantes y, por supuesto, de los miembros del tribunal, en mitad de la sala.
Tengo mucha imaginación, pero reconozco que se me hace cuesta arriba pensar la forma en la que los sufridos opositores podían contestar correctamente cualquier pregunta, por fácil que fuera, respirando el ambiente en la sala después de que varios miles de personas llenaran sus correspondientes orinales una y otra vez. Tenía que ser algo que, inevitablemente, les marcara para el resto de sus vidas. Y las de sus descendientes.
Quizá desde entonces venga esa costumbre que tienen en casi todos los sitios públicos de, cada vez que vas a pedir alguna cosa (que encima suelen exigirte ellos mismos), ponerte cara de estar oliendo a huevos podridos, una cara de estreñimiento crónico en la que sin abrir la boca ya sabes que te están mandando a la mierda por haber interrumpido sus profundos pensamientos metafísicos entre el café con porra de las nueve y la primera caña de las once.

Hay que entenderlos. Ellos no son así, la culpa es de sus genes.

Frase: “Los funcionarios son como los libros de una biblioteca: los situados en los lugares más altos son los más inútiles" (Paul Masson, 1859-1940; periodista francés)