miércoles, 21 de mayo de 2008

Envidia infantil


¿Por qué se empeñan siempre en presentar a los recién nacidos como unos pequeños seres indefensos? Proporciónese a cualquiera de ellos un hogar propio y nos daremos cuenta de que es el ser menos indefenso de todos lo que habiten en la casa. Lo único que necesitará para satisfacer sus caprichos es que se preocupen un poco de él. Si esto no ocurre, lanza un leve quejido, y si pasa del quejido a la rabieta, tendrá a toda la familia en vilo durante varios días.
No puede andar, ni hablar y tampoco alimentarse o bañarse por sus propios medios, pero hasta en eso tiene suerte. No puede andar, desde luego; pero sí, en cambio, permanecer echado en la cama todo el santo día, dando patadas al aire, algo que ya nos gustaría a muchos. Tampoco puede hablar, pero esto le evita contestar a tantas preguntas estúpidas que nos hacen a los demás cada día, discutir sobre política o fútbol o tener que aguantar por cortesía a cualquier pelmazo empeñado en contarle su vida. Y si tuviese que soportar esto último, siempre tendría la posibilidad de volverse de espaldas y dormirse, algo que ninguna persona, por muy educada que fuera, reprobaría.
No tiene que preocuparse de qué ropa se tiene que poner cada mañana o de qué es lo que va a comer. Nadie pondría ningún gesto raro si prefiriera estar desnudo, y si no le gusta la comida que le dan puede, con toda confianza, escupirla, lanzarla, vomitarla o simplemente rechazarla sin importarle la persona que esté presente.
Al terminar de comer le está permitido eructar a todo pulmón, ganándose los aplausos de los que, apenas un par de años después, le recriminarán esa misma acción. Igual que le criticarán las formas y los modales que use para comer pero hasta entonces todos se quedarán embobados si decide comer de la forma que sea.
Si luego se convierte en un hombre guapo, rico, bueno o triunfador, no faltará quien lo envidie; pero si por el contrario fuera feo, pobre, miserable o fracasado, le darían todos de lado. Ahora, quizá por última vez en su vida, los poetas le lanzan sus elogios, las señoras mayores lo acarician, todos lo adoran y todos lo miman. Es, sea como sea, el blanco de todos los piropos.
Lejos de representar ese ser indefenso que nos venden, un recién nacido es el único ente que puede utilizar el mundo como una palanca para satisfacer todos sus deseos. Y el mundo tan contento. Por algo ocho de cada diez pediatras confiesan que si volvieran a nacer les gustaría ser un recién nacido para siempre.

2 comentarios:

  1. La maternidad y paternidad usualmente pasa a ser un tema de “ego” y “legalidad” …. Ego, porque es sangre de mi sangre y de paso es “mi proyección” en el futuro y por otra parte de “legalidad”, ya que un papel ante la sociedad nos dice que “un ser es nuestro”, pero creo que todos tenemos la capacidad de “ser padres cósmicos”, si, claro, como lo lees …. Hay un montón de niños alrededor del mundo que necesitan de uno, niños con carencias alimenticias, carencias afectivas, etc o simplemente necesitan ser protegidos. Tener la exquisita experiencia de traer un ser al mundo nos pone tan “locos de amor” que solo vemos estos dos ingredientes, pero siempre … siempre hay que ver mas allá, si no fuera de esta manera, todos los que no pueden traer una vida al mundo estarían “incompletos”, lo dudo … una monja, una mujer que nunca pudo engendrar en su vientre, también es una “madre cósmica”, solo depende de uno.

    Pero bueno, como dices tu Javier estos seres recién nacidos: “tampoco pueden hablar ….. o tener que aguantar por cortesía a cualquier pelmazo empeñado en contarle su vida”.

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  2. La eterna pregunta y el eterno dilema de por qué llora un bebé, que si tiene hambre, que si tiene sueño, que si está solo, que si gases... tiene su respuesta, y muy lógica y sencilla. La formularé como una pregunta: ¿No llorarias tú también si un ser 20 veces mas grande que tú te cogiese en brazos, te voltease y te achuchase? ¿No llorarias tú también si ese ser, o varios, se acercasen a donde tú estás tranquilamente y te hiciesen caras raras, sonidos extraños, y hablasen entre si en un idioma que no entiendes? Pues claro que llorarías, y yo también. Los bebés lloran de terror. Un terror lógico por otra parte.

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