D. Blas de Lezo y Olavarrieta
(1689-1741), fue un guipuzcoano que dejó una gran impronta en la Armada
Española, aunque su biografía no es apenas conocida. En su haber dejó un legado
militar repleto de éxitos y momentos épicos para la historia. Un hombre valiente
y aguerrido, cuyas agallas les hicieron ganarse ese apodo, aunque también
perder su otra mitad.
Su triunfo culminante, el de
mayor grandeza, fue durante el sitio a Cartagena de Indias, en 1741, año en el
que falleció al contraer la peste, como consecuencia de los cuerpos sin
sepultar (casi todos ingleses) de los sucesivos combates en aquellas tierras.
España y Gran Bretaña se enfrentaron en una lucha encarnizada, en lo que hoy es
Colombia, en el marco de la Guerra del Asiento.
En esta batalla el guipuzcoano
arruinó la escuadra del inglés Vernon, aunque la diferencia de hombres y naves
era muy favorable para el bando británico. Aquella victoria marcó un punto de
inflexión en el dominio de aquellas aguas.
Pero ésa es solo una de sus
hazañas. Una de tantas contiendas. Junto con los triunfos y conquistas, sumaba
graves heridas y amputaciones. Tal fue el número de pérdidas de su propio
cuerpo, que por ello se le apodó como “Mediohombre”.
El 24 de agosto de 1704, en
una batalla naval del sur de la península, durante la Guerra de Sucesión
Española, una bala de cañón le destrozó la pierna izquierda. Se la tuvieron que
amputar desde la rodilla, sin anestesia alguna y sin que el aguerrido militar
protestara una sola vez durante la dolorosa operación. Ahí comenzó su leyenda.
Solo dos años después, y
durante una batalla de la misma guerra, un cañonazo lanzó al aire una lluvia de
esquirlas, una de las cuales aterrizó en su ojo izquierdo, lo que le dejó
tuerto. Tras ésta, sufrió otras heridas, aunque menos aparatosas y con no tan
nefastas consecuencias. Hasta 1712, durante el asedio de Barcelona. Un disparo
de mosquete le hirió el brazo derecho, con lo qu éste le quedó completamente
inútil. Así, con menos de 25 años, Blas de Lezo estaba cojo, tuerto y manco,
por eso era el “Mediohombre”. Aún así, siguió combatiendo durante años y con
considerable éxito.
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