Estos
días, trabajo obliga, ando rebuscando en Derecho. Eso que ganamos todos.
"¿Es sólo el domingo una institución
deprimente?
Mi crónica de hoy, ya lo siento, es una crónica judicial, o sea
como las del resto de la semana. Thomas Findelbaum, un antropólogo fracasado
que sobrevivía gracias a ocasionales oficios, puede pasar a la historia del
Derecho americano si prospera la demanda que acaba de presentar en un tribunal
de Nueva York. Findelbaum, que en los últimos meses ha tratado de suicidarse,
sin éxito, en ciento veintitrés ocasiones y como puede suponerse presenta un
aspecto lamentable, contrató los servicios de un despacho de abogados
neoyorquinos con la pretensión de querellarse contra el domingo. Sí, se trata
de la primera vez en la historia, desde que se sentaran las bases del Derecho
romano, en que un ciudadano se enfrenta judicialmente contra un día de la
semana.
El caso amenaza con prosperar en el Tribunal Supremo americano
que después del desprestigio por el caso O.J. Simpson no está dispuesto a
cometer nuevos errores y cuyo presidente ha declarado que en caso de duda lo
mejor es ejecutar. Lo que pide Findelbaum es que el domingo, especialmente la
tarde, sea suprimido y desaparezca de entre los días de la semana. La lista de
agravios que acompaña la demanda viene encabezada por una estadística que
demuestra que en el mundo actual se producen tantos suicidios en la tarde del
domingo como en todos los demás días de la semana juntos.
Como responsables civiles subsidiarios, Findelbaum pretende demandar
al párroco Larrabee, a cuyas misas asiste cada domingo, a su equipo de béisbol
que cada domingo le regala un nuevo motivo para la tristeza, a todos los
programas de radio y televisión que se emiten ese día y a las empresas que
conceden el domingo como festivo además de los suplementos dominicales de los
periódicos.
Efectivamente, dice el pliego de cargos, estos suplementos se
aprovechan de la indefensión del lector en día festivo. Muestran la cara amable
del mundo, como si ésta existiera, proponen recetas de cocina que suenan a
ciencia ficción, paradisíacos lugares donde pasar unas vacaciones que nadie se
puede pagar, la moda enfundada en modelos sobre cuya existencia real incluso el
Vaticano ha planteado dudas, coches último modelo a los que con suerte algún
día tendremos cerca para rayarles la pintura con un destornillador, todo esto
amparados en que es domingo. De hecho, un periódico lanzó el suplemento
dominical un martes y fracasó estrepitosamente.
La pregunta que se hacen los norteamericanos es si tiene alguna
utilidad realmente el domingo o es sólo una institución deprimente donde
sádicos de todo el mundo aprovechan para visitar a enfermos que están tan
felices en sus hospitales, donde deportistas profesionales y honrados se
enfrentan al insulto, la mofa e incluso la agresión en estadios de fútbol de
todo el mundo, un día en el que millones de personas sufren ese genocidio lento
y cruel que se denomina ocio.
Con Findelbaum se han solidarizado la Liga del Enemigo del Chándal,
la Iniciativa
para el Destierro de los Domingueros, la Asociación de Taquicárdicos por culpa de los
pitidos del gol del Carrusel Deportivo. En cambio, la Asociación de Amigos
del Domingo, que en España tiene su sede en Lechago, Teruel, se opone de raíz a
la celebración del juicio, entre otras cosas porque tendrían que irse buscando
otro nombre y no se les ocurre. Según ellos, hoy la víctima es el domingo, pero
mañana cualquier oficinista sin vocación se puede querellar contra el lunes, o
cualquier espectador de televisión en España tendría derecho a pedir la
supresión de la semana completa.
En los próximos meses habrá que permanecer atentos a las
noticias que lleguen de este juicio: Findelbaum versus Sunday. Por lo pronto se
han paralizado, por orden judicial, la impresión de calendarios del año próximo
hasta que no haya sentencia firme.
Frase: “Cuando
contratas gente más lista que tú, demuestras ser más listo que ellos” (Alphonse
Karr, 1808-1890, escritor francés)
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