martes, 3 de abril de 2012

Atraco



Desde que un señor que se llamaba Proudhon salió con el chiste de que "la propiedad es el robo", y otro que se llamaba refranero español dijo que "el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón", la gente se ha inventado cien maneras de justificar el amor a lo ajeno. Desde Un Grauero en Bosnia se condena todos los pecados contra el séptimo mandamiento, sobre todo si van acompañados de la violencia, tan contraria al espíritu franciscano que impregna este blog; pero existen ciertos atracos que gozan de indulgencia plenaria, siempre que el latrocinio en cuestión esté plenamente justificado por las circunstancias.

Por eso no se debería de tomar muy en cuenta el atraco cometido en una mesa petitoria cuya recaudación iba destinada a conseguir comida para la gente necesitada, y en el que varias de las egregias damas que presidian el evento, arramplaron con una soberbia merienda gentilmente donada para los pobres de estómago por un amable organismo oficial al grito de: " la caridad bien entendida empieza por una misma". La dieta Dukan empieza a causar estragos.

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