sábado, 7 de enero de 2012

Apuntes de Derecho



En tiempos del Imperio Romano, a falta de best-sellers como la Biblia, los juramentos eran algo menos artificiosos. Aquellos que debían prestar declaración ante un jurado o ante un órgano político, se agarraban fuertemente los testículos con la mano derecha mientras recitaban su declaración. De ahí viene la palabra testigo (“testiculum”).

Al ser una época donde la virilidad era un valor fundamental, los romanos daban fe de su integridad y de la veracidad de sus palabras, poniendo en juego sus genitales si mentían.

Era tanto lo que estaba en juego, que aquella ceremonia sólo se llevaba a cabo ante personalidades de igual o superior rango.
( M. Paradinas )

En aquella época lo duro no era ser gladiador o cristiano en el Coliseo, no, lo duro era ser, atleta en carreras de relevos, ya sabes, por lo de entregar el testigo.

¿Ves?, no es cierto eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

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