lunes, 24 de marzo de 2008

Sexador de pollos



Puede parecer raro, vale, pero si existe como profesión la de sexador de pollos, -separar por sexos las aves cuando todavía son polluelos- (incluida en el grupo 024, agrupación 02, según el Real Decreto Legislativo 1175/1990, de 28 de septiembre -¡tomaaaaaaaaa!) y que, en España, la "profesan" sobre todo coreanos, (se podría hacer un chiste con la terminación de su nacionalidad y la forma de "sexar" el polluelo, pero mejor lo dejamos), no nos debería extrañar mucho, que exista quien ha dedicado toda su vida a determinar las características sexuales de las hienas.
Y es que estos animalitos (-las hienas-), además de tener el peor relaciones públicas del reino animal, presentan características muy particulares. Resulta que las hembras, además de ser más grandes que los machos, algo poco habitual, presentan unos órganos genitales raros, raros, raros.
Son tan parecidos estos órganos externos femeninos a los del macho que hasta los etólogos más imaginativos tienen difícil apreciar la diferencia, incluso a través del tacto.
Los labios mayores están retraídos hasta el punto de tener un aspecto de "escroto". Su clítoris es extremadamente grande, tanto como para que, hasta hace unos cuantos años, se confundiera con un pene y, sobre todo por una característica muy "útil": es capaz de entrar en erección, sirviéndole para copular con sus compañeros y/o compañeras,[ según venga al caso ].
Con razón estos animalitos eran, esos bichos tan apañados que copulaban, no solo para reproducirse, sino también para relajarse... oportunidades, al menos "ellas", tienen... más que muchas hembras de otras especies, desde luego.
A colación sobre el tema del profesional de esta tarea, puedo deciros que este oficio ha sido fuente de inspiración para todo tipo de bromas, chistes y posts de humor en innumerables blogs de la Red. Sin embargo, es un trabajo real, imprescindible y rentable.
La palabra sexador no es correcta en español, sino una traducción literal del vocablo inglés sexer. La necesidad de estos especialistas se debe a que por motivos anatómicos resulta muy difícil distinguir las aves machos de las hembras cuando nacen.
Pero en la avicultura moderna es necesario saber su sexo para destinarlas a reproductoras, aves de carne, ponedoras, etc. Ahí es donde interviene el sexador, que sabe apreciar diferencias imperceptibles para el ojo no acostumbrado. Este oficio no precisa más instrumental que una buena lámpara y una mascarilla para no tragar plumón.
Se tarda aproximadamente cuatro segundos en averiguar el sexo de un ave. Cuidadosamente se analiza su recto y se determina el sexo mediante la observación de las diferencias sutiles de musculatura entre machos y hembras, ya que su aparato genital no es fácilmente visible. Es una operación indolora, pero que requiere un manejo habilidoso del animal.
Los sexadores experimentados pueden clasificar más de mil aves de corral por hora, con una tasa de error inferior al 1%. Estos profesionales ponen su orgullo en su reducido número de errores y su velocidad.
¿Sabías que...
... sólo existe una escuela permanente para formar sexadores de aves (en Nagoya, Japón), aunque se imparten cursos temporales en todo el mundo?
... En Japón (lugar donde se inventó este oficio, en los años veinte) existen incluso competiciones de habilidad en el sexaje de pollos?
... Los profesionales asiáticos están considerados los mejores del mundo?

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