lunes, 2 de junio de 2014

Multiorgásmico

Es verdad que sólo hay un sitio donde se miente más que en la consulta del médico: en las encuestas. Y si las susodichas tienen que ver con el sexo, las trolas que se suelen contar por minuto son más abundantes que los correos empeñados en alargarte el pene.
Claro que soñar no cuesta nada y por si acaso al final es verdad, ya sé cuál va a ser el segundo deseo (lo de ser invisible es innegociable) que le voy a pedir al genio de la lámpara (con los reyes magos y Santa Claus no ha habido suerte) en cuanto me lo encuentre saliendo de alguna. Además, es el complemento ideal del que, desde que cumplí los trece, aparece siempre el tercero de la lista: ser multiorgásmico.

Alcanzar, mientras estás en alguna reunión oyendo hablar de proyectos, evaluaciones, objetivos y resultados, quince o veinte orgasmos seguidos sólo con la mente, sin tenerse que esconderse debajo de la mesa cada vez que.., sin riesgos de acabar acogiendo en tus intimidades a alguna ladilla descontrolada y, !sobre todo!, sin necesidad de andar trasteando con las vergüenzas (!con lo que se irritan cuando las manipulas tanto, jooodd...!), tiene que ser por lo menos una experiencia religiosa. Por lo menos.


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