Tal cual, y no
tiene nada que ver con llamar a los ochocientoseis para que una vidente
te diga que por cada tres velas verdes de miel (que ella vende a muy buen
precio) te van a desaparecer dos patas de gallo, ni con untarte hasta
las cejas de baba de caracol, o tener que mandar diez pruebas de compra
de esas compresas que cuando te las colocas te teletransportas a un spa
de lujo (theduchasensation oiga usted). Mucho más fácil, barato y
eficaz. Y además en solo tres pasos.
Primero:
decirle a todo el mundo que tienes un asunto importante entre manos. No
garantiza que no te molesten (más bien al contrario) pero siempre podrás gritar
con razón al que lo haga, algo que, al fin y al cabo, no va a venir mal.
Segundo: mientras se mira al frente, al suelo o a la foto del fondo de pantalla del ordenador, colocar la boca para decir "equis" pero de una forma muy exagerada.
Tercero: según se sigue mirando lo que se esté mirando, se coloca la boca lista para decir "oooooo" de una forma, por lo menos tan exagerada como en el paso segundo.
Segundo: mientras se mira al frente, al suelo o a la foto del fondo de pantalla del ordenador, colocar la boca para decir "equis" pero de una forma muy exagerada.
Tercero: según se sigue mirando lo que se esté mirando, se coloca la boca lista para decir "oooooo" de una forma, por lo menos tan exagerada como en el paso segundo.
Repetir los
pasos dos y tres unas veinte veces (o más).
En menos de
dos semanas habrá desaparecido la papada, se habrá afinado de forma increíble
el ovalo de la cara y nos habremos quitado, como quien no quiere la cosa, diez
años de encima.
Para que luego
digan que los funcionarios pierden el tiempo en su horario de trabajo. Sí. Ya.
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