miércoles, 27 de febrero de 2013

Prefesiones incomprendidas

 
 


Pocas actividades -más bien ninguna- se salvan del paro, pero si hay ciertas profesiones en las que parece que todavía la saturación no es total. Me cuentan lo difícil que está encontrar panaderos. Normal, tener que trabajar toda la noche para vender una barra a 38 céntimos teniendo en cuenta el precio al que está la harina (que la van a acabar vendiendo en papelinas como la cocaína) no debe de compensarle a nadie. Si es por pasarse la noche amasando sale mucho más rentable trabajar con una barra americana que con una barra de pan. Fijo.
Pero no entiendo lo de la falta de maquilladores de cadáveres, trabajo creativo, elegante, moderno, y que tanto ha ayudado a dar otro aire a unas circunstancias, la de los velatorios, que siempre han tenido fama de lúgubres. Y con razón. Antes entrabas en uno temiendo la gran pregunta que, por más que la intentabas esquivar, siempre te hacían: “¿quieres verlo?”; ahora, con los artistas del maquillaje ya es otra cosa. Si el trabajo lo ha hecho un buen profesional hasta da gusto acercarse. Hay verdaderos genios capaces de dejar al abuelo del vecino del tercero muerto por lo del “hecho biológico” (que dirían los pedantes), igualito que el Christiano Ronaldo saliendo de la ducha. Y eso, sin photoshop de por medio, tiene su mérito.
Frase: No te metas en el mundo de las drogas. Ya somos muchos y hay muy poca…


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