martes, 11 de enero de 2011

Los Falashas


Los falashas, judios de origen etiope, una tribu que se autodenomina “feliz” -lo dicen ellos, no yo-, colocan a sus mujeres menstruantes en las llamadas casas de sangre, espacios en las que son recluidas durante siete días, los justos para que esa impureza demoníaca desaparezca. Y lo hacen ellos, no yo. Así, además, evitan que los humores que desprenden los exciten y tengan relaciones que dejen en sus penes el veneno. Y lo dicen ellos, no yo.

Durante esos días los maridos pueden cohabitar (bíblicamente) con cualquier mujer –que esté, por supuesto- dispuesta a ello sin que se considere que está cometiendo infidelidad de ningún tipo. Y lo hacen ellos, no yo.

La globalización cultural es mucho más necesaria que la económica para el bienestar de la personahumana. A las pruebas me remito. Hay tradiciones que deberían de ser importadas ya. Y lo digo yo, que ellos no sé que pensarán. Aunque no parece que les vaya mal, no.

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