sábado, 5 de abril de 2008

Antes de ser mamá.



Este comentario quisiera dedicárselo a la mujer de un compañero de trabajo, que para no identificarlo ante miradas oscuras, lo identificaré con un número, lo llamaré (5), aunque él sabrá enseguida a quien se refiere el mismo. De todas formas mi más grato abrazo y mis felicitaciones a esa mujer, y como nó, a mi compañero.
Antes de ser madre, yo comía mi comida caliente, mi ropa lucía planchada y limpia todo el día, podía sostener largas y tranquilas conversaciones telefónicas. Antes de ser madre, me acostaba tarde, tan tarde como quería y jamás me preocupaban los desvelos. Cepillaba y cuidaba mi pelo, lucía una larga y hermosa cabellera. Mi casa estaba limpia y en orden, no tenía que saltar sobre juguetes olvidados por toda la estancia. Antes de ser madre, no me preocupaba de si alguna de mis plantas era venenosa, ni pensaba en lo peligroso de las escaleras, o las esquinas de mis muebles. No pasaba mi tiempo en consultas mensuales con el médico, ni consideraba siquiera la palabra vacuna. Antes de ser madre, no tenía que limpiar la comida del suelo, ni las huellas de pequeños deditos marcados en los cristales; dormía todas las noches, los fines de semana eran totalmente relajados. Antes de ser madre, me entristecían los gritos de los niños en la consulta médica, no tuve jamás que detener las lágrimas en mis ojos, al ver una piernecita que había sido inyectada. Antes de ser madre, yo nunca sentí un nudo en la garganta, al mirar a través de unos ojos llorosos y una carita sucia; no conocía la felicidad total con sólo recibir una mirada, no pasaba horas mirando la inocencia de dormir en una cuna. Antes de ser madre, nunca sentí que mi corazón se rompiera en un millón de pedazos, al no poder calmar el dolor de un niño, nunca supe que algo tan pequeño podía afectar tanto a mi mundo. Antes de ser madre, yo no sabía el sentimiento que provoca el tener mi corazón fuera de mi cuerpo, yo no sabía que tan especial me sentía al alimentar a un bebé hambriento, ni sabía de esa cercanía inmensa entre una madre y su hijo. Antes de ser madre, no imaginaba tanta calidez, tanta dulzura, tanto amor, no imaginaba lo grande y maravilloso que sería; no imaginaba la satisfacción de ser madre, no sabía que yo era capaz de querer tanto. Y hoy no imagino mi vida, sin esa pequeña sonrisa pícara y traviesa, sin esa huella de chocolate en la pared, sin ese olor a pureza, sin escuchar de unos pequeños labios, esa palabra breve e inmensa a la vez, - “ Mamá “.

2 comentarios:

  1. Pero que bonitoooo. (yo si creo saber quien es) jajajajaja.

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